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Villalobos anfitrión en la Casa de la Provincia durante la presentación del libro 'Estudios en homenaje a Alfonso Guerra. La Constitución a examen'

Juristas de reconocido prestigio abordan la reforma de la Constitución del 79, al hilo de un homenaje al ex vicepresidente del Gobierno

 

En la imagen, Alfonso Guerra posa con el presidente de la Diputación, la consejera de Hacienda, el vicepresidente de la Junta, y los coordinadores del acto, Juan Cano Bueso y Rafael Escuredo

El presidente de la Diputación de Sevilla, Fernando Rodríguez Villalobos, ha ejercido hoy de anfitrión en la Casa de la Provincia, escenario elegido por la Cátedra Rafael Escuredo de Estudios sobre Andalucía para la presentación del libro 'Estudios en homenaje a Alfonso Guerra. La Constitución a examen: la reforma de la Constitución en España'.

 

El acto ha contado con la presencia de Alfonso Guerra, acompañado por el vicepresidente de la Junta de Andalucía, Manuel Jiménez Barrios, y los dos coordinadores de la Cátedra, Rafael Escuredo, ex presidente de la Junta de Andalucía, y Juan Cano Bueso, presidente del Consejo Consultivo de Andalucía.

 

La obra presentada esta noche recoge el contenido temático de unas jornadas de estudio celebradas en octubre de 2015, en la Universidad de Almería, en las que la Cátedra Rafael Escuredo promovía un homenaje a la figura de Alfonso Guerra, vicepresidente del Gobierno de España entre 1982-1991, protagonista destacado del consenso constitucional y el parlamentario que ha permanecido, en democracia, más tiempo en el Congreso de los Diputados.

 

Un grupo de juristas de reconocido prestigio contribuye a la publicación, tan oportuna en los tiempos políticos que España está viviendo, abordando su temática central, la reforma de la Constitución de 1978, desde una perspectiva seria y rigurosa. Entre ellos: Francisco Rubio Llorente, Luis Fajardo Spínola, Fernando Ledesma, Juan José Solozábal, Javier Ruipérez, Francesc de Carreras, o Álvaro Rodríguez Bereijo.

 

Este trabajo parte de la tesis de que la Constitución del 78 nunca ha querido ser 'un lugar de confrontación entre españoles, sino un punto de encuentro para la reconciliación de todos ellos', con el interés de la nación antepuesto a las diferencias ideológicas y partidarias de los constituyentes. Surge así una Carta Magna fruto del consenso y del acuerdo entre toda la clase política, que ha soportado con notable éxito el paso del tiempo y permitido que España alcance las mayores cotas de bienestar económico, social y cultural, junto a la convivencia pacífica.

 

Alfonso Guerra considera, en el libro, que 'los cambios que han de adoptarse ante una eventual reforma constitucional, en el supuesto de realizarse, se han de hacer mediante el correspondiente consenso y acuerdo mayoritario de las fuerzas políticas en presencia y nunca para contentar a las minorías nacionalistas o independentistas'. Una reforma constitucional que recoja las singularidades de un Estado plural, pero sin otorgar privilegios para algunos en detrimento del resto, sino que consolide los principios de libertad e igualdad, de forma que el conjunto de la ciudadanía disfrute de los mismos derechos en cualquier parte del territorio patrio.

 

Durante el acto de presentación, el ex presidente del Gobierno se ha lamentado de la descalificación que desde algunas instancias se hace hoy de la transición política y ha opinado que 'sí conviene cambiar algunos aspectos de la Constitución del 78, pero hay que tener claros los objetivos'. A Guerra no le parece argumento válido para modificar la Carta Magna que haya un número importante de españoles, gente joven, que en su día no la votó. 'En Estados Unidos no queda nadie que haya votado su Constitución desde hace siglos, tendrían que haberla reformado muchas veces ya', ha dicho.

 

Considera tambien el ex parlamentario socialista que 'parece que las élites políticas y periodísticas de este país vinculan la reforma de la Constitución con el reparto del poder entre las comunidades y el Estado y es mentira que se pueda identificar esta reforma con una modificación del poder territorial o con el objetivo de satisfacer al independentismo catalán'.

 

En su opinión, 'no hay que reformar la Constitución, sino hacer reformas en la Constitución' y abordar cuestiones como la garantía de los derechos sociales o la eliminación de la discriminación por razón de sexo en la cuestión de la Corona. Sin embargo, considera inviable que el Senado se convierta en una cámara de representación territorial y, de hecho, apuesta por su supresión; y aboga por una revisión de las competencias de las distintas administraciones, porque 'quizá hay algunas que residen en el Estado y tienen que estar en las comunidades autónomas, pero también hay competencias asumidas por las autonomías, que tienen que estar en el Estado'. Por último, Alfonso Guerra ha rechazado la defensa de la plurinacionalidad, un término que, según él, 'no existe más que una Constitución, la de Bolivia'.