La Casa de la Provincia de la Diputación de Sevilla acoge en estos días una exposición, que ofrece al espectador una revisión del lenguaje cartográfico, desde la perspectiva de las nuevas tecnologías.

Se trata de ‘Metamaps’, organizada por la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Sevilla y que muestra obras de Guille Rodríguez y de Fran Romero, que se podrán visitar en la Sala Romero Murube del Organismo hasta el próximo 28 de noviembre.

El tándem creativo formado por estos dos jóvenes artistas, Francisco Javier Romero y Guillermo Fernández nos lleva con sus creaciones a un relato plástico y tecnológico, en el que se reflexiona sobre las oportunidades plásticas y visuales que existen entre las cartografías digitales y el arte.

Es un recorrido a través de paisajes digitales que, trabajados por medio de la intervención, la manipulación y la inteligencia artificial, transforman las cartografías en un ámbito de experimentación plástica y artística.

‘Metamaps’ es, en definitiva, un relato entre los claros y oscuros de la realidad múltiple que observamos en nuestras pantallas a través de espacios como Google Maps o Street View. Un relato en el que explotamos conceptos tan actuales como la relación entre lo real, lo verosímil o lo fake .

En la muestra, el espectador va a encontrar obras como ‘Linde salada’, que viaja a un territorio mutado desde lo ambiental y lo político, el mar de Aral. La obra condensa el proceso de destrucción de dicho lago, en un video-recorrido cartográfico en el que las imágenes son parasitadas y sustituidas por otras, en una transformación constante entre lo sublime y lo destructivo.

‘Monolitos’ es un relato con doce imágenes seleccionadas de una colección seriada mayor. En ella los artistas juegan con las relaciones falso-verosímil y belleza-aberración, transformando mediante lo digital bellos paisajes en paisajes ficticios, tan idílicos como inquietantes

La obra ‘Arenas’ es un díptico realizado con mesas de luz. Nos proyecta finas estampas en las que los artistas diluyen el territorio del Sahara y las arenas de la isla de Fuerteventura, configurando un paisaje completamente nuevo, inexistente y digital, en el que el mar desaparece como barrera física.