Saltar navegación (alt + s)

Noticias

La Diputación produce una retrospectiva homenaje a Joaquín Sáenz, en la que se verán por primera vez piezas de su propia colección

'Las buenas compañías', se inaugura el martes 6, a las 20.30 horas, en la Casa de la Provincia

 

La Diputación de Sevilla, a través de su Área de Cultura y Ciudadanía y en colaboración con la Casa de la Provincia, ha producido una exposición homenaje al pintor sevillano Joaquín Sáenz, en la que se recorre su trayectoria artística a partir de la obra de la que la Institución Provincial es propietaria y que expone en la Casa de forma permanente, centrada en el taller de artes gráficas de San Eloy, y a la que se suman las obras que Sáenz quiso guardar para sí mismo y para su familia, que se exponen al público por primera vez y que nos permiten adentrarnos en su mundo más íntimo y personal.

 

'Joaquín Sáenz. Las buenas compañías' es el título de esta muestra, que se inaugura el próximo martes 6, a las 20.30 horas, en la Casa de la Provincia de la Diputación de Sevilla, en la que el público va a encontrar, hasta el 13 de mayo, obras datadas entre 1967 y 1999 y un tributo de la Institución a la trayectoria de un artista muy reconocido y admirado en la provincia, tanto en su faceta pictórica como en la de cartelista.

 

Esta exposición es consecuencia directa del deseo del pintor de querer ver por fin reunida buena parte de las obras que ha ido realizando a lo largo de su vida y que le han acompañado en la intimidad, en sus dos espacios más personales: su casa y su estudio. Y, además, es la primera ocasión de poder contemplar y revisar esta obra después de su reciente fallecimiento, este pasado verano. Se unen así, el tributo de la provincia al excelente legado del artista y la generosidad de su última voluntad, de compartir lo mejor de su obra con los sevillanos.

 

Exponer estas obras guardadas durante años era su última gran ilusión, de la que se hizo eco la Diputación de Sevilla de la mano de su amigo, y comisario de la muestra, Francisco L. González-Camaño.

 

MÁS DE UN CENTENAR DE OBRAS

 

En la temática pictórica de Joaquín Sáenz se cuentan unos pocos clásicos: el paisaje, los bodegones y las escenas de interior. Sólo en ocasiones ha visitado el retrato y, en su faceta de litógrafo e impresor, ha tenido la oportunidad de realizar un significativo conjunto de carteles, que han marcado un punto de inflexión estético en la cartelería sevillana de finales del siglo XX.

 

Estos son, por lo tanto, los ejes del recorrido de esta exposición, en la que se podrá ver un conjunto de alrededor de 100 obras, a las que hay que sumar 9 cuadros procedentes de la serie de pinturas de La Imprenta de San Eloy, que custodia y expone de forma permanente la Casa de la Provincia.

 

El taller de artes gráficas de San Eloy fue el lugar de trabajo diario de este pintor, que fundó su padre, y donde él tendría su estudio de pintura en una habitación de la planta alta. Allí compuso sus primeros carteles y descubrió la importancia del color en las tintas gráficas, que después emplearía en sus cuadros.

 

En las obras que guardó para sí o que cedió a su familia, Joaquín Sáenz muestra sus afectos. Por los lugares que hizo suyos gracias a la pintura: los barrios de Sevilla, su río, los paisajes de Alcalá del Río y Morón y las playas y los cielos de Conil de la Frontera. En estas obras refleja su ansia de inmensidad de los espacios abiertos, la conquista del aire en los cuadros que, sin embargo, no se olvida de los detalles.

 

El retrato lo reservó para sus seres queridos: su mujer, Carmela, la compañera de su vida; su sobrina María del Carmen o su sobrina nieta, Carmen. Retratos del afecto y la cercanía, como cercanos son también sus bodegones, escuetos, miradas detenidas en composiciones esenciales sobre elementos humildes, como frutas y verduras o la jarra de los pinceles a modo de florero.

 

Como cartelista, Joaquín Sáenz ha dado ejemplos tan espléndidos como el que celebraba el tercer centenario del Cristo del Cachorro o el de la primera Bienal de Arte Flamenco de 1980, cuyos originales quiso conservar.

 

JOAQUÍN SÁENZ (1931-1917)

 

De madurez pictórica lenta y reservada, Sáenz simultaneó durante largos años su dedicación al negocio familiar, como impresor y litógrafo, con su vocación artística. Su formación técnica se fue completando al margen del academicismo, de manera bastante autodidacta, aunque fue alumno 'libre oyente' de artistas eminentes, como Miguel Pérez Aguilera o Rafael Martínez Díaz.

 

Pintor de la luz y de la atmósfera, su pintura se nutre de una técnica de acusado carácter impresionista, en la que también pueden vislumbrarse rastros del cubismo y de cierta abstracción lírica muy filtrada. Sobre todo, su obra se caracteriza por el intimismo. Por una manifiesta exquisitez formal, que se traduce en la representación de ambientes cálidos y sencillos, por la sabia captación de las tonalidades de la luz.

 

 

Maestro de las gradaciones tonales y del espacio, su refinada figuración ha sabido guardar el equilibrio entre el virtuosismo y el realismo de raíz fotográfica, con una práctica pictórica que habría que inscribir dentro de la tradición realista sevillana del XIX, que emerge con pintores como Jiménez Aranda o Sánchez Perrier y que sigue viva en artistas como Carmen Laffón o José Luis Mauri.

 

En su labor como tipógrafo, sus carteles se cuentan entre los ejemplos más logrados y de la cartelería andaluza de las últimas décadas.